La formación en idiomas en el entorno empresarial ya no es un “extra”, sino una necesidad estratégica. Las empresas que integran el aprendizaje lingüístico dentro de su planificación anual no solo mejoran la comunicación interna y externa, sino que también retienen talento, mejoran su imagen corporativa y se preparan para crecer en nuevos mercados.
Pero ¿por dónde empezar? ¿Cómo diseñar un plan de formación lingüística realmente eficaz para tu equipo? En este artículo te guiamos paso a paso para que puedas planificar un programa de idiomas que se ajuste a los objetivos de tu empresa, el perfil de tus empleados y el presupuesto disponible.
Antes de contratar cualquier curso, lo primero es analizar la situación actual. Este diagnóstico debe responder a preguntas clave:
¿Qué idiomas son prioritarios según la actividad y los mercados en los que operamos?
¿Qué departamentos o perfiles requieren formación?
¿Hay iniciativas previas que funcionaron o fracasaron?
¿Cuál es el nivel actual de los empleados?
Una vez respondidas, se recomienda realizar pruebas de nivel iniciales que permitan agrupar a los empleados en función de sus competencias lingüísticas. Este análisis previo es clave para definir una formación personalizada, ajustada a las necesidades reales. En Vaughan, muchos programas conllevan la prueba de nivel incluida ya que se nivela para acomodar a los estudiantes en grupos similares. En programas One to One el propio profesor se adapta al nivel del estudiante y para los demás caso o siempre que quieras examinar el nivel de tus empleados, disponemos de pruebas de nivel por competencias.
Un error habitual es iniciar una formación sin metas claras. Para evitarlo, define objetivos que puedas medir. Por ejemplo:
Que el equipo de atención al cliente sea capaz de responder correos y llamadas en inglés.
Que los mandos intermedios puedan participar activamente en reuniones internacionales.
Que los comerciales se desenvuelvan en ferias y viajes de negocio.
Cuanto más específicos sean los objetivos, más fácil será evaluar el impacto de la formación.
Aquí es donde muchas empresas se equivocan: no existe una única fórmula válida para todos los empleados. Elegir el formato correcto depende del tipo de trabajo, los horarios, el nivel inicial y el grado de autonomía de los participantes.
Fomentan el trabajo colaborativo y la motivación compartida.
Permiten formar a varios empleados a la vez.
Requieren niveles homogéneos.
Ofrecen atención personalizada y adaptabilidad total.
Son ideales para perfiles con responsabilidades o disponibilidad variable.
Aceleran el progreso en objetivos concretos.
Máxima flexibilidad y escalabilidad.
Ideal para grandes equipos o como complemento a clases en vivo.
Herramientas como Online Prime o Élite Duo permiten avanzar a tu ritmo con seguimiento profesional.
En Vaughan puedes elegir entre múltiples modalidades según tus objetivos. Tanto si necesitas clases grupales calendarizadas como programas de autoestudio o formación 100% flexible, dispones de soluciones adaptadas aquí.
Una vez elegido el formato, debes decidir:
¿Cuántas horas a la semana puede dedicar el equipo a la formación?
¿En qué momento del año conviene lanzarla?
¿Qué duración total tendrá el programa (trimestral, semestral, anual...)?
La clave está en encontrar el equilibrio entre constancia y realismo. Programas de 1-2 horas semanales, bien estructurados, suelen dar mejores resultados que formaciones intensivas puntuales. Además, permiten compaginar mejor la formación con la carga laboral.
El compromiso del alumno es esencial para el éxito. Algunas recomendaciones para conseguirlo:
Involúcralos en la elección de horarios o modalidad.
Comunica claramente los beneficios de la formación (desarrollo profesional, oportunidades internas, certificación...).
Establece canales de feedback para ajustar el plan si es necesario.
Una plantilla motivada y alineada con los objetivos de la empresa aprovechará mucho más la formación.
Planificar sin medir no sirve de nada. Toda formación de idiomas debe incluir herramientas para evaluar el progreso, tanto a nivel individual como grupal:
Pruebas de progreso intermedias y finales.
Informes de asistencia y aprovechamiento.
Encuestas de satisfacción.
Acceso a reportes para responsables de formación.
Estas métricas no solo ayudan a tomar decisiones, sino que también permiten justificar la inversión ante dirección general.
Uno de los factores más relevantes para el área de RRHH es cómo financiar la formación sin disparar el presupuesto. En España, las empresas pueden bonificar total o parcialmente la formación en idiomas a través de FUNDAE.
Además, si tu empresa trabaja con retribución flexible, puedes ofrecer la formación como un beneficio adicional sin coste extra.
No es lo mismo formar a un equipo comercial que a un grupo de técnicos o a directivos. Por eso es clave adaptar el enfoque:
Comerciales: clases prácticas orientadas a conversaciones con clientes y presentación de productos.
Técnicos: vocabulario especializado, comprensión de documentación.
Mandos intermedios y managers: fluidez oral, participación en reuniones, redacción de informes.
Administrativos: gestión de correos, llamadas, atención telefónica.
Una formación realmente eficaz no parte de un temario estándar, sino de las situaciones reales a las que se enfrenta el empleado.
En muchos casos, la combinación de formatos da los mejores resultados:
Clases grupales + acceso a contenidos de autoestudio.
One-to-One + seguimiento online.
Talleres intensivos + práctica continua con tutorías.
Esto permite aprovechar lo mejor de cada método: la interacción en grupo, la personalización del aprendizaje individual y la autonomía del formato online.
Un error común es cerrar el plan de formación sin compartir los logros. Aprovecha los hitos alcanzados para:
Motivar al resto del equipo.
Justificar la inversión ante la dirección.
Mejorar la marca empleadora y el compromiso interno.
Publica los avances (en número de empleados formados, niveles alcanzados, progresos) en los canales internos de comunicación o en tus redes corporativas.
Un buen plan de formación en idiomas no se improvisa. Requiere análisis, estrategia, comunicación y seguimiento. Pero los resultados compensan: empleados más preparados, clientes más satisfechos, procesos más eficientes y una empresa más competitiva.
En Vaughan Empresas, llevamos más de 45 años ayudando a empresas de todos los tamaños a formar a sus equipos en inglés y otros idiomas. Si quieres una propuesta personalizada, cuéntanos tus objetivos y te ayudamos a diseñar el plan más eficaz para tu equipo.