Cada familia tiene sus propias dudas cuando se enfrenta por primera vez a la elección de un campamento de verano para sus hijos. ¿Dormirá bien? ¿Comerá bien? ¿Será seguro? ¿Habrá suficiente inglés? ¿Estará feliz?
Hoy compartimos el testimonio real de María y Jorge, padres de dos niñas —Lucía (12) y Carla (8)—, que han confiado en Vaughan Camps durante los últimos tres veranos. Su historia refleja perfectamente lo que muchos padres sienten antes, durante y después del campamento… y por qué repiten.
“El primer año fue pura indecisión”, confiesa María.
“Carla era muy pequeña y no sabíamos si se adaptaría. Lucía tenía más ganas, pero también miedo. Nosotros teníamos cientos de preguntas.”
Tras investigar varias opciones y hablar con otras familias, se decidieron por el campamento de El Guijo, en Salamanca, de una semana. ¿El motivo?
“Nos convenció la estructura del programa: clases diarias con el método Vaughan, actividades en inglés, un entorno natural, pero también el enfoque humano y pedagógico que transmitían.”
“La despedida fue dura. Carla lloró. Lucía estaba seria. Y yo lloré más que ellas”, cuenta María entre risas.
Pero lo que parecía difícil, se transformó en entusiasmo en solo 24 horas.
Al día siguiente, recibieron el primer correo con fotos y un resumen de actividades.
“Verlas riendo, en una canoa, con la camiseta del campamento… fue un alivio. Me emocioné. Ya sabía que todo iba bien.”
Uno de los miedos más comunes de los padres es: ¿habrá suficiente inglés?
“Yo pensaba que sería como el cole: una hora de clase y ya. Pero me sorprendió descubrir que TODO el campamento es en inglés. Hasta para pedir agua, jugar o cantar en las veladas.”
Lucía, que era tímida para hablar en clase, empezó a usar frases en inglés con naturalidad.
“Cuando volvió a casa, nos decía frases como ‘I’m hungry’ o ‘I need a shower’ de forma automática. Y Carla cantaba canciones en inglés sin parar.”
“Mis hijas son muy distintas. Carla es creativa, le encantan los animales. Lucía es más deportista. Y aun así, las dos disfrutaron muchísimo.”
En El Guijo, además de las clases de inglés, vivieron:
Actividades acuáticas (kayak, paddle surf, piscina).
Tiro con arco, slackline, dinámicas de grupo.
Excursiones por la sierra.
Fiestas nocturnas temáticas.
Talleres de cocina y manualidades.
Cuentacuentos, juegos de noche y más.
“El equilibrio entre aprendizaje y diversión fue perfecto. Las niñas no sentían que estaban ‘estudiando’, pero aprendieron más inglés en una semana que en todo el curso.”
“Otra cosa que nos encantó fue el trato humano. Desde la llamada previa con los coordinadores hasta los mensajes diarios con fotos y actividades.”
Los monitores no son solo animadores. Son angloparlantes formados por Vaughan, con un enfoque pedagógico y motivador.
“Carla aún se acuerda de Emily, su monitora. Le enseñó a hacer galletas y le ayudó a hablar sin miedo. ¡Ahora quiere ser monitora también!”
Además, cada grupo tiene su coordinador, y los padres reciben un número directo para emergencias o dudas.
“Como madre, te preocupa todo. ¿Dormirá bien? ¿Comerá lo que le gusta? ¿Se duchará sola?”
Pero la estructura diaria está muy cuidada. Las rutinas se explican desde el primer día, y hay monitores que acompañan cada momento: desde la ducha hasta el cepillado de dientes.
“Me encantó saber que tenían menús equilibrados, fruta en las meriendas y hasta tiempo para leer por la noche. Lo tienen todo pensado.”
Cuando terminó la primera semana de campamento, Carla y Lucía solo querían una cosa: volver el año siguiente.
“Volvieron felices, llenas de historias, canciones, palabras nuevas y con más confianza. Fue como si hubieran crecido de golpe, en el buen sentido.”
Desde entonces, han vuelto dos años más:
El segundo año, repitieron en El Guijo pero dos semanas.
El tercer año, Lucía se pasó al programa VIP For Teens, en Madrid.
“El VIP le encantó. Tenían debates, proyectos de radio, clases con profesores, y hasta una visita cultural a Madrid. Me dijo que aprendió más que en todo 4º de ESO.”
✅ La combinación perfecta entre diversión, seguridad e inglés real.
✅ Las instalaciones naturales y cuidadas.
✅ El método Vaughan y su aplicación real en el día a día.
✅ El seguimiento y la comunicación con los padres.
✅ El crecimiento personal que experimentan los niños.
“A veces pensamos que para que aprendan inglés de verdad tienen que irse a Irlanda. Pero este campamento me demostró que pueden vivir una inmersión total aquí, cerca de casa, con calidad y cariño.”
“Si tienes dudas, habla con ellos, lee la información, pregunta todo. Pero no lo descartes por miedo. Es una inversión en su felicidad y en su futuro.”
Y añade Jorge:
“Hazlo por ellos… pero también por ti. Dormirás más tranquilo sabiendo que están en buenas manos, creciendo, aprendiendo y viviendo algo que recordarán toda su vida.”
Descubre todas las opciones disponibles para este verano. Hay campamentos en Salamanca, Galicia, Navarra, Cantabria, Madrid… con actividades adaptadas por edad, programas especiales como el VIP, e incluso una opción combinada de fútbol e inglés con el Atlético de Madrid.
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