Casi todo lo que merece la pena en esta vida requiere un esfuerzo, y con el inglés no es diferente. Nuestros alumnos nos hacen esta pregunta constantemente: ¿es fácil aprender inglés? Hoy vamos a intentar darle respuesta.
En términos generales, la gramática del inglés es muchísimo más sencilla que la del castellano: las conjugaciones verbales son infinitamente menos complejas, los sustantivos no tienen género, el subjuntivo se usa poquísimo... Sí, todo tiene su dificultad, pero la gramática del inglés no es lo más complicado del mundo. Manejando bien unos cuantos tiempos verbales eres perfectamente capaz de comunicarte.
Ahora, la pronunciación es otra historia. El inglés, a diferencia del castellano, no se pronuncia como se escribe. Salvo contadas excepciones, en castellano cada letra se lee siempre de la misma manera. En inglés, en cambio, no. De hecho, en cuanto a pronunciación se refiere, hay más excepciones que normas.
Hay que aceptarlo desde el principio. Cada vez que aprendas una palabra tendrás que hacer doble esfuerzo: el esfuerzo de aprender cómo se dice, por una parte, y el esfuerzo de aprender cómo se escribe, por otra. Vale la pena señalar que es mucho más importante aprender cómo se pronuncian las palabras, porque queremos aprender a «hablar inglés» y no a «leer inglés», ¿verdad? Pues eso.
También es crucial que tengas en cuenta, desde el momento cero, que ningún nativo habla inglés como un robot. Al hablar, unimos los sonidos en un continuo y no hay espacios entre palabras, como sí ocurre en la escritura. Esto quiere decir que no vale solo con saber pronunciar palabras sueltas, también tienes que aprender cómo se pronuncian estructuras completas, cómo se unen los sonidos en cada una de ellas. Así no solo conseguirás que tu pronunciación suene más natural, además también mejorarás cualitativamente tu comprensión auditiva.
Hablar con soltura y fluidez en inglés... a ver, no es que sea imposible. Se puede conseguir. El problema es que mucha gente todavía no ha entendido que para tener soltura en inglés hay que machacar las cosas muchísimas veces. No vale con estudiarse algo una vez y decir «Bah, ya me lo sé». No. El inglés no funciona así.
Hay que trabajar las estructuras y el vocabulario una y mil veces hasta que salgan sin errores, sin pestañear. Hay que entrenar el cerebro y la boca para el inglés al igual que un gimnasta prepara su cuerpo a diario para poder competir. No hay que pasar al siguiente nivel hasta que no se domina algo al 100 %. Y nunca hay que dejar de repasar lo básico. Nunca. En el aprendizaje del inglés, los que van con pasitos pequeños, pero firmes, avanzan más rápido que los que caminan a zancadas.
Con algunos idiomas, pasan meses desde que comienzas a aprenderlos hasta que sueltas tus primeras palabras. En inglés, esto no ocurre. Desde el momento en el que empiezas a estudiar inglés puedes comenzar a chapurrear cositas. De hecho, nuestras alumnas y alumnos son los primeros sorprendidos después su primera hora de clase con nosotros: han estado toda una hora hablando en inglés ¡y ellos que pensaban que no sabían tanto!
Es cierto que es fácil cometer errores en inglés y desde luego eso es algo que hay que evitar, pero también es sencillísimo comenzar a hacerte entender después de pocas clases, con poco vocabulario y pocas estructuras. Y eso, quieras que no, motiva muchísimo.
Muy por encima de la menor o mayor dificultad que pueda tener aprender inglés, está tu nivel de motivación. Insistimos: MUY por encima. Si estás a gusto en clase, estudiando el idioma, deshaciéndote poco a poco de tus errores, ampliando tu conocimiento de forma controlada para no aturullarte, y sobre todo, si lo estás disfrutando, te será muchísimo más fácil. Ahora, como no estés motivada o motivado... difícil lo tienes. Aquí, por supuesto, la profesora o el profesor juegan un papel clave.
A ver, seamos claros. Fácil, fácil, lo que se dice fácil, no va a ser. Si no todo el mundo lo hablaría, ¿no? Pero tampoco es física cuántica. Si tienes a tu disposición los recursos adecuados, y nos referimos a una excelente profesora o un excelente profesor y a materiales de calidad adaptados a tu nivel, aprender inglés es mucho más fácil de lo que crees. Pero como no los tengas... entonces sí, puede ser un auténtico infierno.